En un escenario poco convencional para nosotros, pero en una de las instituciones sociales con mayor tradición para el desarrollo personal de cualquier ser humano, tuvimos la oportunidad de compartir un tema ideal para el cierre del mes y apropiado para una semana muy importante en las que millares de personas reflexionan sobre su presente y futuro. En está entrada comparto la exposición que hice sobre con el título mencionado deseando que para el lector resulte valioso en su desarrollo espiritual, la misma puede ser leída a continuación o consultada también en el blog oficial de IFRAN.
"Es
de vital importancia que como iglesia entendamos nuestra íntima relación con
Dios como un punto de partida de una verdadera vida cristiana o ministerial.
Dios
está en búsqueda de hombres y mujeres que deseen una íntima relación con Él,
como principio práctico para cualquier otra relación.
En
la profundidad de cada alma humana hay un lugar de encuentro, un lugar intimo
que es como un castillo, donde el creyente y Dios pueden comunicarse. “Para algunos creyentes, el castillo está lleno
de calor, alegría y risa. Para otros está
vacío, solitario y casi inexistente. La
relación es tuya: cultiva una intensa, productiva vida interior con el Señor o
dejarla estancada y árida” Sherwood Eliot The time Life of the Believer (la
Vida interior del creyente)
Voy a tratar responder tres grandes preguntas que
deseo que usted tenga en cuenta:
1.
¿Cómo estas en tú
intimidad con Dios?
2.
¿Conoces tanto de
Dios que puedes ser un experto en las “cosas” de Dios o lo conoces a Él?
3.
¿En tus relaciones
buscas los beneficios o una verdaderamente intimidad?
En ocasiones
tenemos una relación más íntima con nuestra mascota, sorprendentemente la
mascota conoce más a su amo, que nosotros al nuestro. Le invito a que me
acompañe un momento a Isaías 1: 2-3 (NTV)
“¡Escuchen, oh cielos! ¡Presta atención, oh tierra!
Esto dice el Señor:
«Los hijos que crié y cuidé
se han rebelado contra mí.
3 Hasta un buey conoce a su dueño,
y un burro reconoce los cuidados de su amo,
pero Israel no conoce a su amo.
Mi pueblo no reconoce mis cuidados a su favor».
Esto dice el Señor:
«Los hijos que crié y cuidé
se han rebelado contra mí.
3 Hasta un buey conoce a su dueño,
y un burro reconoce los cuidados de su amo,
pero Israel no conoce a su amo.
Mi pueblo no reconoce mis cuidados a su favor».
Apreciada iglesia,
¿Cuándo fue la última vez que sinceramente agradeció a Dios por su cuidado?,
¿Realmente conocemos a Dios o sabemos de Él?, ¿En verdad tienes un verdadero deseo
por conocer íntimamente a Dios o eres de las personas que prefieren las
relaciones superficiales?... Atención, no te estoy preguntando ¿cuánto sabes
acerca de Dios?, te estoy preguntando: ¿Lo conoces realmente?, ¿en verdad lo
deseas?, estoy hablando que si Él es el motivo de tú vida!!.
Mis
apreciados amigos, tengo una noticia, Dios está cansado de ocupar el “segundo”
lugar en nuestras vidas, después de todo lo demás, o a cuántos de los que
estamos nos gusta ser plato de segunda mesa, ¿qué dice una de las columnas
sobre la cual se soporta toda la biblia?… acompáñeme a Deuteronomio 6:4-5 (LBA)
“Escucha, oh Israel,
el Señor es nuestro Dios, el Señor uno
es.5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”
Hay
un común denominador en el versículo 5, ves ¿cuál es?: es todo!
“…Con
todo tú corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza”. El corazón indica el
centro de la personalidad y, por lo tanto, de la conducta; el alma es el centro
de los deseos e inclinaciones; las fuerzas representan las energías operativas
del ser humano, lo que haces o lo que tienes… Ahora en verdad preguntémonos,
¿estamos amándolo con todo?
Posiblemente
la respuesta es no, y esa es una respuesta sincera… Alguna vez estaba en una
iglesia y el director de alabanza tocaba una canción que se llama “toma todo mi
ser”… y en su letra dice… entre otras
cosas: “… Te amo, en ti está mi esperanza…toma mi vida y todo mi ser.. ” y el
que dirigía decía… Alcen sus manos y dígalo con el corazón… pero en ese
momento, yo me dije, un momento, eso no es cierto, yo no te amo, claro te
aprecio, te quiero, quiero estar contigo, hasta conozco de ti, ya hice escuela
bíblica, seminarios, talleres, ósea ya se acerca de ti... puedo hablar de ti… pero
entregarte toda mi vida y todo mi ser, pues entonces para qué me la diste… pues
tampoco es para tanto… pues que te dijera así estamos bien.
Lo
interesante apreciados amigos es que las iglesias (no está por supuesto…otras)
están llenas de personas que pueden ganar hasta competencias bíblicas porque
conocen acerca de Dios; pero el punto es que conocer lo que ha hecho una
persona no significa que tengas intimidad con esa persona, ni mucho menos que
la ames.
Porque
el amar a alguien con todo demanda conocer a esa persona, no sólo lo que ha
hecho o hace, ni tampoco buscarle por interés o por lo que nos puede dar,
significa buscar a esa persona por lo que es, lo que realmente importa es la
respuesta que puedes dar a alguien que te dice… oye… en verdad ¿me deseas?, ¿me
amas? Cuando uno realmente desea a alguien, cuando no le tiene cariño, ni
aprecio, ni admiración sino desea amarlo con total intensidad se está
insatisfecho todo el tiempo, porque usted no encuentra sentido de vida sin esa
persona, no encuentra plenitud sin Él; usted desea que la relación crezca y
cada día se haga más fuerte, que exista una fusión eterna entre esa persona y
usted, que Él sea el objeto y la causa de sus ansias; sin importar el resto,
usted sólo va detrás de su amado sin importar lo que las demás personas tengan
que decir, y para ello, se requiere que anhelemos y busquemos una relación
íntima con Él.
La
intimidad es el resultado de un deseo mutuo: Moisés vino al encuentro con Dios y
Dios vino al encuentro de Moisés. La intimidad
incluye cercanía, búsqueda, ansias de estar con la otra persona e
indudablemente un deseo de querer encontrarse cada momento con esa persona.
La
intimidad implica un deseo mutuo, la buena noticia es que ya una de las partes,
Dios, siempre ha estado listo, está listo y estará siempre listo porque desea
con enormes ansias estar en intimidad con nosotros, la pregunta es ¿y tú estás
buscando el rostro de Dios?
¡Iglesia!
dejemos de estar satisfechos por andar como vecinos de Dios que nos saludamos y
ya, es hora de contemplar su rostro, es hora de mirarle a Él, es el momento
que le conozcamos de tal manera que no necesitemos una voz de trueno detrás de
un púlpito para enderezar nuestros caminos, sino que podamos ver las emociones
de Dios en su rostro, porque estamos buscando su rostro.
Yo
no sé si usted recuerda a alguno de sus padres o quien era su acudiente, pero
yo recuerdo a mi abuelita y a mi mamá, cuando estábamos en una visita, no
necesitaban decir nada, pero sólo su mirada me decía todo, le conocía de tal
manera que su rostro, su mirada me decían qué estaban pensando, qué
implicaciones iba a tener, qué me esperaba y qué le estaba molestando o
deseaban. Ahora pregunto, ¿cuándo Él nos mira, estamos dispuestos a decir “no
puedo hacer eso, decir eso, ver tal cosa o ir a tal sitio, porque sé que
desagradaría a mi Padre, o debo hacer esto aquello que se es su voluntad” o es
que no le reconocemos?, recordemos por un momento la escena cuando Jesús no
dijo ni una sola palabra pero miro a Pedro y con ello fue suficiente,
acompáñame a Lucas 22:61-62 (NTV):
“En ese momento, el Señor se volvió y miró a Pedro. De repente, las palabras del Señor pasaron
rápidamente por la mente de Pedro: «Mañana por la mañana, antes de que cante el
gallo, negarás tres veces que me conoces». 62 Y Pedro salió del patio, llorando amargamente”
Amada
iglesia Dios está en todo lugar, pero no dirige su rostro y su favor a todo
lugar. Podemos ser hijos de Dios y no tener su favor, así como con nuestros
hijos terrenales pueden no gozar de nuestro favor, aunque siguen siendo
nuestros hijos; Él está con usted y conmigo en toda ocasión, pero ¿cuánto hace
que su hambre de Dios lo hizo buscarlo con total intensidad que no importará
nada más que estar con Él?, así como un niño que desea estar con sus padres, no
con lo que le dan su padres, no con lo que hacen sus padres, no con lo que
tienen sus padres, sino sencillamente estar en el regazo de sus padres, estar
con ellos, estar en su presencia, estar en intimidad, tan cerca que se pueda
escuchar su respirar. ¡Intimidad con Él! Eso es lo que Dios ha deseado y desea
con nosotros, y nuestro objetivo debe ser su rostro.
Iglesia,
recordemos, una íntima relación con Dios siempre nos traerá su bendición porque
le queremos Él, pero la búsqueda de sus
bendiciones no siempre nos traerá una íntima relación Él.
El
Señor está diciéndonos que no es suficiente con ser bendecidos, no basta con
recibir dones, talentos, tener ministerios, estar caminando en la unción
divina, ver milagros y demás; es momento de dejarnos de emocionarnos con lo que
el Señor nos puede dar, es hora de emocionarnos con Él.
Miremos
dos cosas: 1. algunas barreras que impiden una íntima relación, y 2. por dónde
comenzar a tener intimidad.
Algunas
Barreras:
La
superficialidad. Queremos relaciones sin compromiso, que satisfagan nuestro
momento, que sean útiles pero sin profundidad, porque no hay tiempo para
conocernos o sencillamente no nos interesa. Incluso nos concentramos en juzgar
en lo que Dios está haciendo con el otro, en lugar de concentrarnos en
relacionarnos con Él.
Fallamos al priorizar. Lo urgente mata lo importante, nos impacientamos, nos estresamos, nos resentimos con el otro porque no responde, porque no hace o tiene lo que yo quiero y sacrificamos nuestras relaciones, olvidando lo que la otra persona significa para mí.
Fallamos al priorizar. Lo urgente mata lo importante, nos impacientamos, nos estresamos, nos resentimos con el otro porque no responde, porque no hace o tiene lo que yo quiero y sacrificamos nuestras relaciones, olvidando lo que la otra persona significa para mí.
Nos
centramos en la información y no en la relación. Buscamos saber mucho acerca de
alguien y asumimos por lo que nos cuentan o por lo que investigamos, pero
fallamos en pasar tiempo con esa persona para conocerle cada día más, porque en
el fondo sabemos que nuestras caretas caen en la intimidad y pensamos que así
dejaremos de ser aceptados por el otro.
Por dónde comenzar:
a)
Hemos
llegado al momento de la decisión, Dios quiere intimidad con nosotros, pero
debemos de decidir o por una relación de respeto distante o por una relación
íntima. Ustedes recuerdan cuando en Éxodo 20:18-21 el pueblo decidió mantenerse
a la distancia y prefirió que fue Moisés el que se acercará a Dios… Lo
volvieron un dios!, pero ahora pasa lo mismo con el pastor, líder o el hermano,
que queremos tenga intimidad con Dios por nosotros. Te preguntó dónde quieres estar tú “contigo a
la distancia amado mío” –como dice un bolero-, o te acercarás como Moisés a
donde esta Dios, cueste lo que cueste, es tú decisión.
b)
Hoy
es el día en que debemos enfrentar el mismo desafío que encararon los hijos de
Israel miles de años atrás: revelarme o entrar, ¿entrar a dónde? ¡A su misma
presencia!, el mismo Isaías 1: 16-18 (NTV)nos dice:
“¡Lávense y queden limpios! Quiten sus pecados de mi vista. Abandonen
sus caminos malvados. Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los
oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las
viudas. »Vengan ahora. Vamos
a resolver este asunto—dice el Señor—Aunque sus pecados sean como la
escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como el
carmesí, yo los haré tan blancos como la lana.”
Aceptarás
la invitación o dirás, mira luego miramos nuestras agendas y te aviso si tengo
espacio en ella, tú entiendes tengo otras prioridades en este momento, pero
seguimos en contacto, ¡no te pierdas!, ¡no me llames, yo te llamo!.
c) Es
hora de decidir si seguirás teniendo “citas” con Dios o te pondrás el anillo de
compromiso; lo primero te permitirá tener emociones con Él, ser como una
amiguita de citas, tener un pasatiempo, pasarla chévere; pero lo segundo nos
lleva a convertirnos en una novia, en una prometida, en alguien que quiere
“unirse” con el novio por la eternidad. Recuerda Jesús viene pronto por una
novia no por una amiguita de citas a ciegas.
d)
Debes
saber que la intimidad con Dios te va a exigir cierto grado de quebrantamiento,
porque implicará quitarnos cualquier mascara y ser tal como somos, exponiéndonos
para que Él quite todo velo de nosotros y podamos ser transformados y libres
ante Él y ante los demás. 2 Corintios 3:16-18 (NTV) nos dice:
“En cambio, cuando
alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. Pues el Señor es el
Espíritu, y donde está el Espíritu
del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes
nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El
Señor, quien es el Espíritu, nos hace
más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa
imagen.”
Dios nos está
llamando a un nivel más alto, nos está llamando a estar en intimidad con Él,
pero también puedes en este momento dar la espalda y seguir siendo un “buen
cristiano” que conoce las cosas de Dios, tiene las disciplinas cristianas
porque es lo “correcto” y pues vamos a la iglesia porque “toca”. Sólo te dejo
está pregunta te gusta estar en una relación porque no hay de otra o porque la
deseas ardientemente. "
Desarrollado por: Giovanny Paredes Alvarez –CEO -Nabi Consulting-
No hay comentarios:
Publicar un comentario