En el año 2018 nuestro dolor se convertirá de pronto en una alegría
maravillosa, la angustia que hemos sentido se transforma en alegría, la
tristeza que sentimos cambiará por una alegría que nadie podrá robárnosla;
pediremos y recibiremos con alegría en abundancia. Cerramos el año anterior
diciendo que las empresas que no son rentables desaparecen, y algo por lo que
nos esforzamos fue por evitar desaparecer, ahora tenemos enfrente un año en el
que nos alegraremos, teniendo como principal desafío nuestra rentabilidad,
porque sin ella nuestra supervivencia estará en riesgo.
Alguien
podrá decir que no tiene sentido hablar de una empresa con sentimientos como
angustia, tristeza o alegría; pero está suficientemente documentado que las
emociones influyen en nuestra forma de trabajar y en nuestro rendimiento. Uno
de los proveedores con los que negociamos el año anterior nos dijeron
¡emociónense! de nuevo por encima de la situación que están viviendo, luego nos
dio su apoyo; que ¡gran consejo!, porque efectivamente las emociones, positivas
y negativas, influyen la gestión en el entorno laboral, debido a que las
organizaciones como Nabi Consulting, al igual que las personas,
sienten. Sobre los estados de ánimo y las emociones que pueden encontrarse en
una empresa, no será el motivo de la presente entrada, sólo diré lo que Jesús
dijo sobre cómo se convierte la tristeza en alegría: “Será como una
mujer que sufre dolores de parto, pero cuando nace su hijo, su angustia se
transforma en alegría, porque ha traído una nueva vida al mundo”.
Sentimos que en el presente año nos ocurrirá ello, tendremos una alegría
que nadie podrá quitárnosla, y será porque recibiremos con abundancia
rentabilidad, si el año anterior fue el de la supervivencia, el 2018 es el año
en que estaremos en la búsqueda de una alegre rentabilidad.
Estamos hablado de rentabilidad y no de utilidad, porque lograr utilidades no
siempre es rentable, en ocasiones la medida de utilidad en una empresa es un
índice engañoso de su desempeño global, pues no tiene en cuenta la cantidad de
fondos necesarios para obtener las utilidades ni hace referencia al tiempo
pasado antes de la obtención de las utilidades, ni tampoco permite ver las
motivaciones empresariales para tenerlas; por ello y por más razones, el
desempeño de una empresa no se puede evaluar solamente por sus utilidades,
estas se manifiestan en unidades monetarias, mientras la rentabilidad es una
relación que compara, entonces buscaremos rentabilidad, ¿pero de qué?, esa pregunta, admite al menos cuatro
respuestas:
- Rentabilidad
sobre ventas: El margen sobre las ventas es la primera fuente de
rentabilidad y si ella no se consigue, ni la económica ni la financiera se
obtendrán. Se puede decir que las ventas son el motor de toda empresa,
pero su margen es el rendimiento de ese motor; por ello, el presupuesto
2018 de Nabi Consulting es ambicioso buscando
que ese motor funcione a plenitud, para ello, afinaremos la aplicación de
estrategias como la diferenciación del servicio, la segmentación del
mercado, las condiciones de pago, y la mejora de la
productividad.
- Rentabilidad
económica: Desde la dirección se buscará asegurar que los activos
produzcan las utilidades suficientes para pagar los dividendos a los
accionistas y podamos hacer las inversiones necesarias en la ejecución de
nuestro Plan Empresarial de Desarrollo, para ello, la rentabilidad del
capital invertido deberá ser superior a su costo, y eso será un objetivo
permanente, porque como dijo Alfred P. Sloan, un antiguo presidente de la
General Motors: “El fin estratégico de una empresa es rentabilizar el
capital invertido, si no se logra un resultado satisfactorio a largo
plazo, se debe corregir esta deficiencia o reconvertirse en una
actividad más favorable".
- Rentabilidad
financiera: La teoría muestra que ella se consigue como producto del
aumento del endeudamiento o disminución del patrimonio, pero nosotros
buscaremos hacerlo mejorando la rentabilidad de nuestro patrimonio,
aumentando la rentabilidad económica, incrementando el ahorro, como
política que tenemos, apalancándonos con ello y con el apoyo de nuestros
grupos de interés, siempre y cuando se cumplan dos reglas básicas: que el
apalancamiento que obtengamos a largo plazo financie los activos fijos o
el de corto plazo los activos circulantes, y que la tasa de interés del
apalancamiento sea inferior a la tasa de rentabilidad esperada del activo.
- Rentabilidad
de los servicios: Hasta ahora hemos desarrollado nuestra cultura de las cinco C, y la seguiremos manteniendo, pero enfatizaremos nuestro
Compromiso con entregar desarrollos objetivos, consistentes y realistas;
realistas también con su precio, el cual debe seguir siendo justo, pero
también buscar que la relación entre utilidad –proyectada o real- y la
inversión necesaria permitan obtener un margen que a su vez aumente la
rotación en nuevas inversiones.
La búsqueda de rentabilidad no será a cualquier costo y
mucho menos pasando por encima de los principios y valores en los que creemos,
sino será una búsqueda con alegría, cada medida de rentabilidad será apropiada
para cada situación, porque cuando la rentabilidad llegue será porque se
cumplió el proverbio que dice: “La bendición del Señor es la que
enriquece, y Él no añade tristeza con ella” y podremos cantar al final del año
como dice en el Tehilim: “Este es el día (año*) que ha hecho Hashem,
¡alegrémonos y regocijémonos en Él!”
En el original dice “día” nosotros lo ponemos como “año”, pensando en el
año 2018, porque hay algo que no se debe olvidar que “para el Señor, un día
es como mil años y mil años son como un día”. Deseamos y esperamos que el
2018 lo cerremos alegrándonos porque fue el año de nuestra rentabilidad.
Desarrollado por: Giovanny Paredes Alvarez –CEO -Nabi Consulting-
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