Ahora
que se encuentran a la mano diversos eventos, concursos y convocatorias
relacionadas con el emprendimiento, así como desde el nuevo Plan Nacional de
Desarrollo se plantea como uno de los objetivos incrementar la productividad de
la empresas de la mano con el CECODES -Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo
Sostenible-, resulta importante dar una breve mirada al desarrollo de
empresas de menor tamaño, pero de inmensa importancia, las micro y pequeñas.
Durante décadas se consideró que el desarrollo
económico de los países se daba por medio de la creación de grandes empresas,
el estímulo y apoyo de los gobiernos se centraron en políticas públicas,
modelos económicos y estructuras de inversión que permitiera el apoyo, la
protección y el crecimiento de éstas. Las MIPYMES eran consideradas “negocios”
sin un papel relevante, incluso en la medición estadística de los países no las
tenían contempladas como datos e información vital para el funcionamiento estatal.
Sin
embargo todo cambio en los últimos veinte años, el ingreso vertiginoso de la
tecnología, las diversas crisis mundiales que derrumbaron a “gigantes” empresas
y la incertidumbre de las economías hizo que se volvieran los ojos a una
realidad que estaba allí, las micro y pequeñas empresas (MYPES). Las
investigaciones en diversos campos de la ciencia aplicada, cambió esta
percepción (Botero, 2006), los estudios principalmente económicos,
comenzaron a justificar la intervención del Estado en el desarrollo de estas
empresas, sobre todo por el potencial de crecimiento que tienen, y ante la
presencia de diversas fallas de mercado que impide garantizar pleno empleo, las
MYPES demostraron su importancia, aunque con falencias notables como el bajo
grado de formalidad –evidenciado en los niveles de información que pueden
brindar- y las posibilidades reales de ofrecer garantías ante, por ejemplo,
entidades de financiamiento. (Zuleta J., 2011).
El
cambio de percepción hizo que los “pequeños negocios” comenzaran a volverse
visibles y atractivos, tanto que a partir del año 2000, el Departamento
Administrativo Nacional de Estadística [DANE] (2009), dentro de sus
metodologías de recolección, comenzó a incorporar la Encuesta de
Microestablecimientos de Comercio, Servicios e Industria, incluyendo las
unidades que tienen hasta nueve personas ocupadas, siendo así Colombia, junto
con México, uno de los países en Latinoamérica en medir la actividad de los
llamados micronegocios.
La
realidad ha seguido cambiando, el papel de las MYPES a nivel mundial es vital
para el desarrollo económico de un país, su importancia se refleja en el aporte
que tienen en el Producto Interno Bruto, se estima que representan el 50% del
empleo mundial, sólo en Taiwán el 80% de las exportaciones lo hacen este tipo
de empresas, en la unión europea el 98% de las empresas son catalogadas como
MIPYMES, las cuales generan 75 millones de empleos, en España el 99,96% de su
tejido empresarial es constituido por Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES),
(Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, 2013), en
los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico OCDE el 95% de las empresas son catalogadas MIPYME, en Latinoamérica,
son cerca del 99% de los establecimientos y generan más del 60% de los empleos
de la (Hernandez, 2006) (Guaipatin, 2003). En Colombia, según el
Observatorio Colombiano de la Microempresa, basado en el último censo
económico, el 96,4% son MIPYMES, responsables de generar el 63% del empleo del
país (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], 2009). Estas
cifras hacen que lo que antes eran “pequeños negocios” al ser agregados tiene
un aporte que sostiene la estructura industrial de un país y que ignorarlo
generaría repercusiones en el aparato productivo de cualquier nación.
Afortunadamente
Colombia pareciera dar indicios de asumir el reto de fortalecer las MIPYMES,
aunque se desconoce el impacto que las políticas públicas puedan tener, la
legislación de fomento al emprendimiento y al empresarismo, lleva a suponer que
desde la creación, consolidación y mejoramiento de las mismas, viene haciendo
tránsito de la teoría a la práctica, no es claro si por decisión estatal o
porque las circunstancias de un entorno cada vez más globalizado y
competitivo lo exige. Independiente de las condiciones o el sector en se
desempeñen, los empresarios de las MIPYMES si enfrentan el reto de buscar
prácticas de gestión administrativa acorde a su necesidad para aumentar las
ventas, mejorar los márgenes de rentabilidad y productividad, e incorporar
innovación en sus procesos y productos, que les permita fortalecerse para
encarar un mercado global. (Botero, 2006).
A
lo largo de estos años, se ha buscado dar respuesta a situaciones puntuales,
principalmente de acceso a crédito, que bajo un entorno de mayor competencia e
innovación se asume que es lo que requieren las MYPES (Beck & Kunt, 2006),
y que por lo tanto, se debería ajustar sus indicadores financieros para
disminuir sus riesgos al recibir recursos. Pero a nivel de estrategias de
gestión y de acceso a innovación tecnológica, es escaso lo que las este tipo de
empresa puede acceder, quedando relegadas, frente a las grandes e impidiendo un
crecimiento sosteniendo (Delgado Velásquez, 2004).
Lo
anterior resulta contradictorio, al ser de forma agregada las MYPES el mayor
número de unidades que sostienen la estructura económica del país y que generan
el mayor porcentaje de empleos, su competitividad y productividad es baja;
precisamente porque el centro de inversión de las políticas públicas y el
destino de los recursos siguen siendo las grandes empresas, estando en contravía
de la realidad empresarial de Colombia.
Las
complejidades que convergen en la micro y pequeñas empresas, principalmente por
su informalidad exige diversas miradas, que lejos de dividir o segmentar deben
articular, por tanto, Nabi Consulting invita a realizar interpretaciones que
vinculen diversas posturas para lograr acercamientos a las realidades que permitan
conocer las condiciones de las MYPES, desde perspectivas cuantitativas y
cualitativas con un enfoque de la investigación es multimodal y así aportar al
desarrollo empresarial de este tipo de empresas.
Desarrollado por: Giovanny Paredes Alvarez –CEO -Nabi Consulting-
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