martes, 9 de enero de 2018

Gestionando el desarrollo desde lo que somos

El año inicia con una fuerte presión mediática (o política) frente a la corrupción, ello suena bien, resulta atractivo y genera mucha aceptación (que se traducirá en votos); sin embargo como se dice popularmente: "del dicho al hecho hay mucho trecho", la razón es estructural, la respuesta no se consigue sólo con desarrollar desde lo que hacemos o dejamos de hacer, porque con profunda tristeza ser corrupto paga en nuestros países. Por ejemplo, en Colombia sólo el 25% de los condenados como corruptos están en detención intramural (cárcel física), más del 50% no sufre ninguna consecuencia de la justicia colombiana por haber estado implicado en éste tipo de delitos que le representa al país cerca del 4% de su PIB. La cultura colombiana se acostumbró a saborear el dulce caramelo de la corrupción o como diría el presidente Santos al justificarla como el "beneficio de la mermelada" que se hace necesaria para el desarrollo.


La percepción y la realidad de la corrupción en Colombia es muy alta, cambian leyes, convierten lo ilegal en normal, la eficiencia de nuestras instituciones son parte del problema porque su diseño actual se da para que la obtención de servicio de un funcionario se perciba como un favor y el mismo funcionario considere que lo está haciendo, sintiéndose en el derecho de cobrar algo adicional para "agilizar" un trámite. ¿En dónde perdimos el rumbo?, ser funcionario público debería ser considerado un privilegio otorgado para servir a las mayorías no para considerarse un privilegiado que las soborna. Pero el tema no se encuentra exclusivamente en un funcionario, la contra parte que ofrece y se presta al macabro juego participa activamente en dañar corazones, cuando se soborna a alguien se le apunta a dañar su ser; porque hace que la justicia ya no sea en derecho sino por producto de un soborno, que las decisiones del ejecutivo no se den en busca del bien común sino del pago de favores y que el legislativo modifique las leyes torciendo el derecho de lo que legislan. Por lo tanto, la corrupción no es asunto de un funcionario es un tema estructural marcado no en lo que hacemos sino en lo que somos, lo que hacemos termina reflejando fielmente lo que somos, evidenciando que la corrupción es una de las evidencias más notables de lo que hay en el corazón del ser humano y en el corazón de una nación.

¿Pero por qué no logramos verla cuando actuamos dentro de ella?, tal vez porque hemos atentado contra el paso de nuestras propias obras, es decir, hemos olvidado hacernos nuestra propia autocrítica, especialmente cuando nos va bien en la vida, por lo que justificamos nuestro accionar por los resultados obtenidos y entonces "todo vale", porque la medida predilecta es que los demás vean el "éxito" que se obtiene, pensando que lo que estamos haciendo es correcto, debido a que "todo el mundo lo hace", o nuestro dicho colombiano "a papaya puesta papaya partida" o el "vivo vive del bobo", entre otros tantos; que manera de perdernos, parece aquel mal chiste de cierto ex-presidente colombiano que decía que él iba bien en una autopista, cuando todos observaban que venía en contravia. El problema de ello, es que ningún enfermo tiene posibilidad sino acepta que lo está, y algo que nos está ocurriendo es que vemos que el problema de la corrupción es de "esos" que están allá, como si estuviéramos en otro lugar, cuando somos parte del mismo país; parte de nuestro gran problema es negar que somos parte del mismo sistema, lo hemos aprobado por omisión o por defecto, lo que aceptamos terminamos avalando.

¿Pero qué posición tomamos?, más ahora que estamos en un año de elecciones donde los políticos hacen proselitismo y entre sus múltiples propuestas está la lucha contra la "corrupción", pero la verdad es que no es la primera vez que escuchamos esa propuesta, ellos no están en la búsqueda real de solucionarlo, está buscando los votos, ser un delicioso caramelo que se quiera comprar para que sean elegidos el día de la votación, así funciona el sistema. Las propuestas siempre llegan para todos: personas, familias, empresas, iglesias; etc., no es un asunto de unos pocos corruptos, es un asunto de nuestra posición; cuando alguien hace una propuesta, lo hace sabiendo lo que hace con ofertas que parecen difíciles de aceptar.

Recuerdo siendo jurado de una tesis de maestría cuando el estudiante era evidente que no había hecho su tesis sino que la había mandado a hacer, la sustentación era fatal, no era asunto de nervios sino de evidente desconocimiento. El problema no sólo era ello, sino que la directora de posgrado observa con complacencia y nos pedía a los jurados que lo pasáramos porque era el sobrino de un funcionario y cómo nos íbamos a tirar su ascenso, afortunadamente coincidimos con el otro jurado en la postura moral de no aprobarlo y hacerlo repetir su sustentación, pero nunca más fuimos llamados a volver a dar clases en esa universidad; posteriormente me enteré que fue aprobado una semana después de forma rápida por un tercer jurado, saltándose el propio reglamento y bajo la mirada de todas las directivas donde habíamos denunciado lo ocurrido, incluso control interno; ah! porque la corrupción es más viable cuando los controles se diseñan para evitar que el corrupto sea descubierto.  

Nuestra posición en Nabi Consulting cada día es más clara con respecto a la gestión propia y la que buscamos en el desarrollo de otros, y es que debe darse desde lo que somos. Las propuestas han llegado, seguirían llegando y siempre llegarán; incluso una importante universidad nos propuso que acomodáramos un estudio de mercado para que dijera lo que la junta quería escuchar, una rectora nos pidió que omitiéramos a los empleados la manera cómo les descontaban ilegalmente su tiempo adicional y un decano nos dijo que el soborno son parte de aquellos costos que la sociedad está dispuesta a asumir por su felicidad y que por eso el estudio socioeconómico que habíamos hecho no podía ser publicado. Personalmente he decido ser sal y en el lugar que me desempeño busco serlo, claro tiene grande riesgos, la sal no es tan apetecida como un delicioso caramelo, es molesta, incomoda y en ocasiones no satisface; pero es una postura que me sigue enseñando que un cargo, un recurso "extra" o un "favor" puede dañar lo que he decidido ser y de allí para adelante pudrirá lo que hago y lo que tendré; por eso como empresario, directivo de Nabi Consulting y persona prefiero lo que Charles Spurgeon decía:


La gestión no es sólo un cumulo de acciones, no consiste sólo en lograr resultados, nada tiene que ver con quedar bien con todos los que nos rodean; todo ello, sólo trae más y más posibilidades de cegar nuestro corazón. La gestión de desarrollo que proponemos desde Nabi Consulting es aquella que parte de lo que somos, desde la esencia, que cada acción que se emprenda se respalde por un marco moral no negociable, que los resultados obtenidos sean transparentes, sin ser sembrados de dudas y que especialmente sea una gestión que permita sazonar tanto nuestro desarrollo personal como empresarial. 

Desarrollado por: Giovanny Paredes Alvarez –CEO -Nabi Consulting-

1 comentario:

  1. El siguiente interactivo muestra los escándalos citados y otros casos emblemáticos de hallazgos fiscales reportados por la Contraloría: http://www.eltiempo.com/datos/cuanto-dinero-se-pierde-en-colombia-por-corrupcion-169180

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