martes, 25 de septiembre de 2012

Incidencia de la Educación en la Formación y el Desarrollo del Capital Social

Buscando sumergirnos en el interrogante planteado en el blog anterior y para lograr comprender el interrogante planteado, Nabi Consulting parte de una serie de directrices orientadores que buscan identificar desde la percepción de los colombianos, desde la teoría y de los actores implicados en la educación, la incidencia  que tiene ésta en la formación del capital social. Resulta interesante conocer y los invitamos a indagar en asuntos como:

ü  En que consisten los conceptos de capital social?
ü  Son importantes los avances educativos que ha tenido Colombia en los últimos años?
ü  Los sistemas nacionales de calidad permiten evidenciar la formación del capital social a través del sistema educativo?
ü  El papel de la educación debe ser para el saber o para la vida?
ü  La educación debe responder a principios universales o a tendencias relativas?




La reflexión y revisión de estos asuntos deben lle
var a poner en práctica sus potenciales respuestas, con el fin de determinar su viabilidad. Nabi Consulting espera proporcionar un interés por la educación como factor formador de capital social dentro de contextos institucionales, presentando la misma, como formadora de la personalidad de los individuos y creadora de identidades de género, religión y cultura.



Todas las instituciones y ambientes donde se desarrolla la vida de los niños y jóvenes toman parte activa en la formación del capital social. Los medios de comunicación, las redes de información, los grupos políticos, las pandillas juveniles, el comercio, presentan valores, patrones de decisión y modelos de vida, en competencia. Es apenas lógico que el sistema educativo, las familias y los gobiernos quieran formular metas explicitas para la educación moral, sobre las cuales se apoye la construcción de una sociedad compasiva, justa y democrática.

El reconocimiento de la educación en la formación del capital social y su aceptación activa como transformadora institucional en una sociedad, resulta vital para generar un desarrollo diferente en nuestras empresas, por medio del Capital Social... pero ¿qué es Capital Social?.
El capital social es un concepto que reúne diversos aspectos de la vida cotidiana –redes sociales, normas y confianza entre las personas- que facilitan la acción cooperativa en busca de objetos compartidos[1]. En efecto, la confianza en los demás permite sobreponerse a lo que la ciencia económica define como oportunismo, que consiste en que los individuos tienen incentivos para atentar contra la acción colectiva. Hirschmann denomina esa confianza “recurso moral”, y la define como el recurso cuya oferta se incrementa  con el uso, al contrario de lo que ocurre con el capital físico, que disminuye cuando se usa.

Putnam establece que el capital social surge de asociaciones horizontales entre individuos y de su capacidad de desarrollar densas redes de interdependencia, las cuales se reflejan en normas culturales y de confianza interpersonal, que facilitan la coordinación y cooperación para el beneficio mutuo.
 
Una segunda lectura de la definición de capital social es la de Coleman. Esta abarca no sólo las asociaciones horizontales sino también las verticales, incluyendo las empresas. Una tercera, aún más amplia, incorpora el ambiente social y político dentro del cual se desarrollan las normas y se moldean las estructuras. Así, además de las relaciones mayoritariamente informales, este último concepto abarca las relaciones y estructuras instituciones formales: gobierno, sistema judicial, régimen político, regulación legal y libertades civiles y políticas. El impacto del concepto de capital social ha sido investigado por North y Olson, quines argumentan que las diferencias en el ingreso per cápita entre países no se explica con base en la distribución de recursos productivos (tierra, capital humano, etc.), sino en las instituciones y otras formas de capital social, las cuales, junto con las políticas públicas, determinan los rendimientos que un país puede obtener de las otras formas de capital.
Portes y Landolt también sugieren que el capital social tiene consecuencias negativas cuando surge alrededor de la solidaridad interpersonal para conspirar contra el bien público o para restringir la libertad individual o la iniciativa empresarial. De ahí que sea necesario distinguir entre capital social productivo y capital social perverso.
Las concepciones de capital social tienen elementos comunes:
I.              Establecen una relación entre las esferas económicas, políticas y sociales, y comparten la posición según la cual las relaciones sociales afectan  y a la vez son afectadas por los resultados económicos.
II.            Se centran en las relaciones entre los agentes económicos y la forma como las organizaciones formales e informales contribuyen a mejorar la eficiencia de las actividades económicas.
III.           Consideran que las relaciones sociales e institucionales convenientes son aquellas que tienen externalidades positivas.
IV.          Reconocen que las relaciones sociales que se crean para mejorar los resultados económicos tiene la posibilidad de producir efectos negativos.
El Banco Mundial[2] concluye, con base en información de 192 países, que el valor del capital humano (incluyendo el capital social) supera el del capital natural y los bienes producidos. El Estudio pone de relieve que las ciencias económicas concentran sus esfuerzos en el manejo de una tercera parte de la riqueza –el capital natural y los bienes producidos-, dejando de lado la parte más significativa de la riqueza de las naciones: el capital humano y el social. Se concluye así que las normas de reciprocidad y las redes de compromiso afectan en forma decisiva la eficiencia y productividad de las sociedades.
En el país la eficiencia de la estructura institucional, en particular la garantía de cumplimiento de los contratos, que es lo que facilita la interacción entre los individuos, es muy escasa. Es evidente que los mercados no son eficientes y los costos de transacción son elevados: hacer cumplir las normas resulta demasiado costoso.
En la literatura de la ciencia política, la sociología y la antropología el capital social generalmente se refiere a un conjunto de normas, redes y organizaciones a través de las cuales la gente tiene acceso al poder y a recursos que sirven para la toma de decisiones y para la formulación poética. Los economistas añaden a este enfoque su contribución al crecimiento económico. Inglehart, identifica el capital social como el conjunto de las creencias sociales, psicológicas y culturales y de las normas, y señala que “es la cultura de la confianza y la tolerancia la que da pie para que emerjan extensas redes de organizaciones voluntarias”. En su opinión el capital social (es decir la confianza) juega un papel fundamental para la cooperación económica y política, y se puede medir conociendo la disposición individual a confiar en los demás y en las instituciones sociales o sumando la participación. Putnam encuentra que en las comunidades étnicamente heterogéneas  el manejo del bienestar común se dificulta más que en las homogéneas. En Colombia el factor étnico no es determinante de la formación de capital social.
Otro elemento que facilita el desarrollo de trabajos cooperativos y por ende el crecimiento es la educación de la población. La educación impulsa el cambio de las relaciones de los individuos con el Estado, al hacer que sean menos dependientes de las relaciones verticales y jerarquizadas y estén más en función de las horizontales, lo que incentiva el que la población participe e influya en la toma de decisiones. La población más educada es la más cívica.
Putnam encontró en Italia que en las sociedades donde las estructuras políticas son cerradas quien gobierna por lo general es el más educado, fenómeno que es verificable en Colombia.
La confianza en los demás se asocia con la existencia de capital social. Que esto sea así resulta obvio. Cuando se cree y confía en los demás miembros de la sociedad se facilita trabajar en busca de objetivos colectivos e intercambiar bienes y servicios: quien interactúa con otros individuos no está prevenido , no considera al otro como su enemigo, ni piensa que lo más probable es que éste le incumpla, ni que está incurriendo en enormes riesgos. En los países con bajos niveles de ingreso per cápita también son reducidos los niveles de confianza interpersonal.
Cabe la posibilidad de que se estimule el “antimodernismo” en la forma definida por Rose, que surge de la configuración de amplias y diversas redes de asociaciones entre individuos para sustituir las fallas de las instituciones formales y lograr lo que se desea. Esta última situación es lo que explica la presencia de corrupción y justicia privada en una sociedad a causa de la reducida efectividad de las instituciones formales.
La tolerancia es contraria al sectarismo y refleja la capacidad de los líderes y los gobernantes de hacer del bien común el eje de los procesos políticos y de responder a los compromisos con sus electores. Un ejemplo de ello, es cuando tienen que decidir y definir su posición sobre temas tan controversiales como el aborto.
 
North consideran que las instituciones formales pueden moldear el surgimiento de capital y el comportamiento de quienes participan en redes organizacionales.
El concepto de capital social está cobrando cada día mayor relevancia para el análisis del desarrollo económico y como vehículo para el sostenimiento de la democracia. Por capital social los teóricos entienden la voluntad de cooperar y trabajar para el bienestar colectivo.
Aunque no existe una fórmula que permita consolidar todas las formas de capital social en un solo índice, entre los indicadores más utilizados para su medición están la confianza interpersonal y la participación en organizaciones voluntarias de diversa índole, no necesariamente vinculadas al logro de propósitos económicos. En las sociedades que presentan estas características prevalece la racionalidad social en los términos establecidos por Toqueville. Se ha identificado, adicionalmente, que este capital tiende a desarrollarse menos en sociedades en las que prevalecen diferencias étnicas y sentimientos religiosos –que presentan en sus estructuras características altamente jerarquizadas de dependencia, como es el caso de la sociedad católica-, y en las sociedades en las que la incertidumbre  frente al futuro es pronunciada. Para North y Olson las estructuras institucionales influyen en el capital social y en sus características.
Otras concepciones sobre capital social la plantean Amartya sen “cuando los valores (éticos básicos de los negocios) todavía no son desarrollados, la presencia o ausencia de los mismos puede hacer una diferencia crucial. En el análisis del desarrollo, el capital social como la función de la ética elemental de negocios debe ser sacada de la oscuridad y proclamado su reconocimiento.” Francis Fukuyama “Capital Social: un conjunto de valores informales o normas compartidas entre miembros de un grupo que permite la cooperación entre ellos mismos.” “Si los integrantes de un grupo llegan a tener la expectativa de que los otros actúen responsable y honestamente, llegarán a confiar el uno en el otro”. James Coleman plantea que estos cambios en las normas y valores son complejos, pero pueden colocarse bajo el título general de aumento de individualismo, la confianza es un producto clave de las normas sociales cooperativas que constituyen el capital social. Si se puede confiar en la gente porque mantiene el compromiso y honra normas de reciprocidad y evita comportamientos oportunistas, entonces se formarán mas fácil los grupos (comunidad) y los que logran formarse, alcanzarán propósitos de interés común más fácilmente. Finalmente Frank Morgan de Harvard afirma que: “Las características más compartidas de las empresas excepcionales estudiadas son actuar coherentemente con los valores, honestidad y rectitud con los clientes y los empleados, es decir, formar un capital social interno”.
 
Con este marco conceptual definido ¿cómo incide la educación en la formación y el desarrollo del capital social?.
Según Barbes y Kaase, los mayores niveles de educación están estrechamente relacionados con la participación en acciones políticas desafiantes de las élites. El tema de la educación es el primer elemento de la movilización cognitiva[3]. La educación juega un papel preponderante en las actitudes de los individuos, como quiera que tiene lugar en la etapa formativa de la persona. Los valores y enseñanzas inculcadas al niño y  a la juventud perduran en el tiempo y marcan hitos de comportamiento.
 
En Colombia “La esperanza de educación se mantuvo sin crecimiento alguno en 1.4 años por persona desde comienzos del siglo hasta los años cincuenta” (Departamento Nacional de Planeación, 1991:88). Hasta entonces, “Colombia era el país que registraba el mayor atraso relativo en educación en América Latina” (DNP, 1991). Sin embargo, a partir de 1950 y hasta 1988, “Colombia tuvo un crecimiento de su cobertura mayor que cualquier país latinoamericano en el período – incluyendo Nicaragua - , y tan sólo fue superada a nivel mundial por el Congo, Nepal y Togo” (DNP, 1991: 89-90). Entre 1950 y 1990 la cobertura de primaria ascendió de 45% a más del 90%; la secundaria de 5% a 48%; educación superior de 1% a 12% (Duarte, J., 1997:1). Una voluntad política por superar la violencia entre los dos partidos tradicionales incidió en un aumento considerable del gasto público y privado en educación, que creció de 1% en 1950 a 3.5% en 1984 (Duarte, J., 97:1). En 1953 se inició el planteamiento integral de la educación y se fundó un instituto de crédito educativo para estudios en el exterior, que sirvió para formar una masa crítica y técnica. En 1960 el gobierno central asumió los costos de la educación primaria y en 1975 la financiación de la educación secundaria oficial. En ambos caso introdujo controles, no siempre efectivos sobre los gobiernos departamentales y municipales (Duarte, J., 1995). Pero desde 1976 la expansión se detuvo.
“Desde mediados de los setenta el ritmo de crecimiento de la educación se ha reducido de una manera notable. En primaria, las tasas de crecimiento anuales de la matrícula han sido inferiores al 1%. En secundaria, en donde existen las mayores carencias, fue apenas del 5% entre 1975 y 1984, y del 2% entre 1985 y 1990... La esperanza de educación dejó prácticamente de crecer en los últimos 15 años... hasta el punto de haber alcanzado en la década de los ochenta una inequidad educativa mayor que la de todos los países del mundo, con excepción de la India”. (DNP, 1991: 93: el subrayado es original).
El aumento en la participación de la educación en el Producto Interno Bruto descendió desde 1984 y sólo una década más tarde recuperó la tendencia al alza, pese a que Colombia mantuvo un crecimiento positivo en la llamada década perdida. Pero para no hacer un análisis histórico y perdernos en él, los lectores pueden revisar  el libro Situación de la educación básica, media y superior en Colombia publicado en el 2002 por el Proyecto Educación compromiso de Todos -ECT- que reunió por primera vez en un solo documento todas la cifras del sector educativo, sirvió a las campañas presidenciales del momento, como insumo para la elaboración de los programas educativos y continuó siendo elemento de consulta tanto para la elaboración del Plan de Desarrollo del presidente elegido ese año como para los decisores, ejecutores y evaluadores de las políticas educativas de Colombia, y para los académicos e interesados en el tema educativo.
La educación es vital para la Formación y el Desarrollo del Capital Social. La educación incide sobre la socialización temprana de los niños, adolescentes y todo ser humano. Los valores que prevalecen en la edad adulta son aquellos que se adquieren en la adolescencia. Por ello, es importante que en la formación del capital social, el sistema educativo -y las empresas- conciban al ser humano de manera integral; lo cuál le permitirá incidir en la formación de aquellos valores concientes e inconscientes que generen modificaciones en los comportamientos de la sociedad que como un todo transforme el capital social del País.
Al asumir al ser humano como un todo en la formación del capital social, es importante detallar que los seres humanos somos constituidos por espíritu, alma y cuerpo. Al describirlos se presenta resultados en las personas así: el Espíritu es el que permite relación con Dios (lo cuál genera contratos autoimpuestos); en el alma se encuentran las emociones, mente y voluntad; aquí nos relacionamos con los demás (cooperación); y con nuestro cuerpo tenemos nuestra relación con el mundo (confianza). El núcleo profundo, la identidad en la Formación y el Desarrollo del Capital Social[4], en cualquier institución o persona es la parte espiritual, pero para ello se requiere un nuevo nacimiento. Nabi Consulting a lo largo de estos años de trabajar con diversas instituciones ha evidenciado que el desarrollo empresarial se inicia de adentro hacia afuera, no hay ni habrá un verdadero cambio en nuestra estructura gerencial sino se desarrolla un nuevo capital social en nuestras empresas.


[1] Esta definición desde el punto de vista practico es la que  usualmente Nabi Consulting toma para sus estudios, debido a que al concebir el capital social de la forma como lo hace Fukuyama, complementado por James Coleman la mayoría de definiciones vienen hacer un complemento de esta, inclusive las planteadas por diversos autores, que ponen al capital social como el centro de la cooperación, olvidando que para que esta exista se debe partir de valores informales o normas compartidas entre miembros del grupo, de la familia, de la sociedad y/o de la Nación. Por ello, esta definición es la asumida como más asertiva para los planteamientos que hacemos como firma de Consultoria en nuestros trabajos. Obviamente con ello, no se demérita las demás definiciones ni autores, simplemente consideramos que la presentación de Fukuyama es más completa y reúne las demás.
[2] Serageldin y Grootaert. Defining social capital: An integrating View, The World Bank, 1997
[3]Movilización Cognitiva: mayor capacidad de orientarse autónomamente sin depender de las élites y grupos de referencia para la toma de decisiones, inclusive por fuera o en contra de los partidos, en la medida que se conocen y entienden más los asuntos públicos y se tiene mayor interés por ellos.. Esta resulta de un conjunto de destrezas, recursos que derivan de la Educación, la información y, principalmente, de la politización. MMC.
[4]Vale la pena recalcar que el capital social entendido como: un conjunto de valores informales o normas compartidas entre miembros de un grupo que permite la cooperación entre ellos mismos (Fukuyama)

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